No llevo mucho haciendo magia de una forma seria y soy alguien bastante tímido a la hora de acercarme a la gente (algo jodido ya que la magia que más me gusta es la callejera).

Hoy en la universidad quería hacerle unos trucos a unas personas pero mi cabeza no paraba de pensar,

“y si no quieren que le hagas un truco?”, “y si por los nervios te salen mal?”, “y si…”

Al final me dije a mí mismo, si me sale mal hago algún chiste, hago otro truco o simplemente me rio, si no quieren pues a otra cosa, si reaccionan mal ya tendré otra reacción mejor. El caso que al final me anime y fui.

Al primero le gustó el truco pero no se le veía muy animado. En cambio, el segundo lo disfruto mucho y me pidió que hiciera más, después estuvimos hablando y pasamos de desconocidos a conocidos.

Simplemente comparto esto porque seguramente hayan más personas igual que yo, que se bloquean por sus pensamiento, y al final, para que. Si no hubiera hecho nada hubiera seguido por mi lado y ya pero me hubiera perdido esa reacción que es lo que más me gusta de la magia. Básicamente que no dejéis que vuestra mente os prive de hacer lo que más os gusta.